domingo, 21 de marzo de 2010

huir hacia adelante



¿Alguna vez has hecho uno de esos viajes en los que no hay destino? ¿Uno de esos viajes en los que actúas como si huyeras de algo pero en realidad sólo fantaseas con que así fuera? Uno de esos en los que conduces tu coche como si lo hubieras robado y evitas las autopistas y sólo sigues carreteras secundarias que atraviesan los pueblos más sórdidos del mundo y a la vez los más bellos y sorprendentes. Podríamos hacer uno de esos. Jugar a escapar. Ya sabes que yo conduzco tan mal que no me costaría fingir que llevo un coche que no es mío, a unas malas siempre podemos robar uno de verdad, siempre he querido hacerlo. Tú vigilas mientras yo empalmo los cables. Tengo un viejo mapa de carreteras y una brújula que siempre apunta hacia el sur, pero de todas formas no me importaría perderme de verdad. Ya sabes cómo son estas cosas, al final siempre acabas encontrando el camino de vuelta a casa por mucho que intentes mirar en otra dirección pero, por lo menos, durante un tiempo tienes la sensación de vértigo y de aventura.
He pensado que podríamos ir parando en los sitios que salen en las películas, ya sabes, burdeles, hoteles de carretera, gasolineras en las que puedes comprar pelucas de colores y gafas de sol gigantes, pueblos que estuvieran en fiestas para ver los fuegos artificiales, bares olvidados atendidos por camareras que se llaman Susi o Jeanette...

El problema sería decidir cuándo volver, aunque creo que lo mejor sería llegar al mar y dejar el coche allí, aparcado en la playa. Podríamos coger un barco de vuelta. Siempre quise dormir en la cubierta de un barco, dicen que ahí se ven las estrellas como en ningún sitio y las estrellas siempre indican el camino de vuelta a casa... ¿ves? si al final no es tan difícil. Un barco en el que no haya mucha gente que se pueda extrañar de nuestras rarezas ni de mi gorro de esquimal canadiense... *
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2 comentarios:

Gudulina dijo...

Pues una cosa te digo, sí piensas dormir en la cubierta de un barco preparaté a pasar frio. Ni en pleno verano te libras del frio humedo que cala hasta los huesos.
Suerte en el camino.

Un Rufián y un Señor dijo...

Visitando los blogs del concurso 20Blogs llego hasta éste... un blog pequeño y luminoso... y veo casas preciosas en las que no sé si viviré alguna vez, una perrilla mestiza que mira con los ojos con los que sólo saben mirar los perros mestizos que, un día, sospecho, fueron abandonados, experiencias que viví hace ya algún tiempo y me gustaría volver a vivir... y otras que no he vivido, como la de esta entrada, pero que estoy dispuesto, sí, preparado ya para vivir, también con un perro que fue abandonado, de momento por toda Europa, quién sabe si el mundo...

Un saludo y un lametón,

Rufián y Nacho